dissabte, de febrer 14, 2009

En efecto, es una conspiración contra el PP


El PP se lame las heridas consolándose con la idea de que los escándalos de presunta corrupción que lo azotan en las últimas semanas se deben a una conspiración en su contra. La famosa cacería no es más que un mero pretexto, una coincidencia que, aunque no haga ciertamente bonito, está cogida por los pelos. Pero en algo no se la falta razón a Rajoy y compañía. Sí, hay una conspiración contra el PP. Pero se trata de una conspiración de un sector del PP contra el resto.

Poco puede añadirse en relación a la recusación, por ahora fallida, que el PP ha presentado contra Baltasar Garzón. Pretender a estas alturas que el magistrado tiene “enemistad manifiesta” hacia los “populares” por su pasado político en las filas socialistas es poco menos que un chiste. No sólo por ignorar que Garzón es en muchos aspectos un misil sin control. Sino sobre todo por olvidar cómo acabó la efímera carrera política del juez, que si alguna enemistad manifiesta tenía con alguien era con sus excompañeros, tal como demostró al reincorporarse al juzgado y “cargarse”, desde allí, al gobierno del que había formado parte.

Naturalmente, el PSOE tal vez no sea nadie para señalar con el dedo en asuntos de corrupciones y espionajes diversos. Eso hay que concedérselo al PP, con la salvaguarda de que, en esto de la política, que no te salgan rana algunos militantes es más cuestión de suerte que de virtud. Suerte es, por ejemplo, que te pillen con las manos en la masa (caso Naseiro), pero te libres por un error del juez durante la instrucción.

En general, los partidos políticos pueden dar muy pocas lecciones sobre transparencia. La democracia tiene ya el suficiente recorrido para que prácticamente todos las fuerzas políticas, al menos las principales, hayan saboreado las mieles del poder y se hayan visto expuestas al variado catálogo de tentaciones que las poltronas llevan incorporado. Y, como en la viña del Señor, ha habido de todo.

Pero una vez dicho esto, y con el debido respeto a la presunción de inocencia, en el caso que nos ocupa las cosas son como son. Los “hombres del saco” llenaban las alforjas en instituciones gobernadas por el PP. No todos tenían carnet y está por demostrar fehacientemente que las alforjas fueran vaciadas en las arcas del partido. Pero el dinero salía de donde salía, con la complicidad o la ignorancia culpable de quienes lo permitían, que no eran de ningún otro partido, y sin que, hasta la fecha, conste beneficiario alguno que no fuera del entorno del PP.

Constatado lo anterior, ¿quieren hacernos creer que los presuntos sinvergüenzas eran infiltrados enviados por los socialistas? Dado que entre los imputados, sospechosos y dimitidos hay hasta consejeros de gobiernos regionales, lo mínimo que cabe decir es que el PP es un auténtico coladero. Si semejantes agentes dobles, con más peligro que un mono con una ametralladora, llegaron hasta donde llegaron, el control de calidad interno de los “populares” es, por decir algo, manifiestamente mejorable.

Por todo esto, si alguna conspiración existe es la unos cuantos del PP dispuestos a llenarse los bolsillos sin que les importe el resultado que obtenga de ello su propio partido. Pero además es muy fácil y tentador mezclar en este barrizal la descarnada lucha por el poder que existe dentro del partido de Rajoy. Y lo es porque no faltan indicios de ello. No nos confudamos con el hecho de que quienes están “cantando” son algunos de los propios implicados, seguramente para buscarse una salida. En el PP actual hay personas dispuestas a cargarse su propio partido con tal de heredar sus restos. Cuando el ansia de poder ofusca hasta tales extremos casi todo es posible.

Si esto les parece disparatado, o más propio del camarote de los hermanos Marx, no olviden detalles que ilustran a la perfección por donde van los tiros. La historia del espionaje en Madrid fue filtrada por los propios espías. Al menos, el periódico que levantó el tema los citaba con nombres y apellidos y con frases entrecomilladas, identificando tales frases como declaraciones efectuadas no en un sumario o en conversaciones intervenidas, sino como declaraciones al propio rotativo. Espías contando sus andanzas con pelos y señales. ¿Acaso es que no cobraron? ¿En qué sitio serio ocurren cosas así?

Otra cosa es, evidentemente, que haya estampas que sería mucho mejor que no se hubieran producido. Aunque buscarle oscuras conexiones a la cacería de Jaen es, por decirlo de forma elegante, ponerle mucha imaginación al tema, la estética también cuenta. Desde la época de los romanos, que diseñaron y estructuraron gran parte de las instituciones políticas y jurídicas aún vigentes, importa tanto que las cosas sean como que parezcan. Y por eso hay casualidades o coincidencias que es mejor evitar, si se puede.

Que un juez sea visto haciendo vida social con los miembros del Gobierno, fuera de los actos oficiales, no es indicio exactamente de nada. Pero cuando el juez instruye un caso de notoria trascendencia política, que afecta además a la oposición, es decir al rival político del Gobierno con el que uno se va de copas... Pues mejor no dar pie a confusiones, aunque esto vale lo mismo para Garzón que para el ministro de Justicia.

3 comentaris:

Josep M Comajuncosas ha dit...

Home el Garzón també ha fotut canya als sociates quan ha pogut, li ha vingut de gust i necessitava rellevància mediàtica per satisfer el seu ego. Tot i que és un jutge sociata, però bé, Espanya és així, hi ha jutges sociates i jutges peperos (jutges i prou, no sé si n'hi ha).
Si no fessin maleses no els enganxarien. Però bé, la setmana passada el Garzón va empresonar el secretari del PSC a Ciutat Vella per col·laboració terrorista amb AlQaeda, per mi molt, MOLT més greu que ser xorisso o especulador immobiliari, però ningú ha piulat. Potser perquè si els polítics estan corromputs i la justícia és inexistent, encara pitjor tenim la classe periodística, reduïda al més miserable servilisme pamfletari.

Toni Gallardo ha dit...

Si es tira enrera en aquest bloc, es veurà que la llenya es reparteix en un sentit molt ampli.

És evident que no es tracten tots i cadascun dels temes que sorgeixen, perquè això és un bloc personal, no el "The New York Times". I com que fa anys que no exerceixo de periodista i em limito a opinar, trio els casos que em fan més gràcia.

Una altra cosa és que tinguem una oposició que dóna de sí fins i tot més que el govern.

Gràcies pel comentari.

Anònim ha dit...

Toni, el comentari és senzillament, boníssim!!! Més enllà de tot el que expliques, hi ha un ressó que va més enllà de la trama, o de la caçera.
Sense treure importància al que és i al que sembla, caldria analitzar quina part de culpa hi tenen els mitjans de comunicació en totes aquestes històries. Potser no tenim jutges independents, ni polítics "coherents", però tampoc tenim una classe periodística que ens informi "només" del que passa, sense anar més enllà!