dilluns, de març 24, 2008

Semana Santa con la mitad de muertos en la carretera


Las muertes en accidente de tráfico han caido prácticamente a la mitad en la Semana Santa que acaba de terminar. El dato es reseñable, porque se añade a anteriores descensos significativos del número de siniestros (un 35% menos en 2007). Pero sería negativo y contraproducente que las autoridades de tráfico se recrearan en los laureles. Entre otras razones, porque el efecto disuasorio de la mano dura acostumbra a ser más bien efímero.

El bajón de accidentes mortales en Semana Santa tiene su mérito, dados los millones de desplazamientos concentrados en unos pocos días y el temporal acaecido durante la operación retorno. El ministro del Interior y el director general de Tráfico han explicado el descenso en términos positivos, aludiendo tanto a las medidas oficiales como a la responsabilidad de los conductores. Sin embargo, ha atribuido también la mejora al efecto de la reforma del Códifo penal en materia de tráfico.

Es evidente que una pena de cárcel, aunque sea de las que no se cumplen, asusta bastante más que una multa o la pérdida de puntos del permiso. Es más, el método de juicio rápido tiene una eficacia superior, por su inmediatez, que una retirada de permiso que tarda como mínimo seis meses en aplicarse.

Pero no debería olvidarse que, como ya ocurrió precisamente con el carnet por puntos, el propósito de enmienda es breve. Tras un tiempo en que los conductores parecen adaptarse a la nueva situación, la cabra vuelve a tirar al monte. Es, en el fondo, una cuestión de educación cívica.

No debería olvidarse, además, que la red viaria sigue necesitando importantes inversiones para eliminar puntos negros y mejorar en general su estado de conservación. Y que España tiene el índice de atropellamientos más alto de Europa. O que bajan los accidentes mortales, pero no el número de accidentes por sí mismo (aunque que no sean mortales ya es un avance). O que los accidentes “in itinere”, es decir durante el desplazamiento al puesto de trabajo, experimentan un preocupante incremento, camuflado en las estadísticas de siniestros laborales para que no aparezca en las de tráfico.

La situación ha mejorado mucho y justo es reconocerlo. Pero el triunfalismo está fuera de lugar.