La patronal de los comerciantes anda soliviantada por el rumor de que Hacienda planea suprimir la tributación por módulos, a la que están acogidos dos millones de autónomos del sector. Lo que son las cosas, cuando se creó dicho sistema esas voces se alzaron en su contra. Pero no hila más fino Hacienda, que se inventó los módulos para prevenir el fraude y ahora rumía suprimirlos porque cree que lo fomenta.
Lo que son las cosas, ¿verdad? Cuando a principios de los años 90, Hacienda aprobó la fórmula de módulos, la mayor parte de los que ahora protestan lo rechazaron con un argumento que entonces parecía muy razonable. Argumentaban que los módulos constituían una tributación fija con independencia de la facturación o el beneficio de la actividad. Que podía darse el caso, como seguro ocurrió, de que alguien tributara por encima de lo que le hubiera correspondido sin módulos de por medio.
Paradojas de la vida, ahora los contribuyentes afectados defienden los módulos con los mismos argumentos con que Hacienda los “vendió” en su día. Bueno, en realidad sólo citan uno, el de la simplificación de la tributación. Pero queda bastante claro que tampoco le hacen asco al otro: es decir, el de que con módulos se sabe por anticipado lo que se va a tributar en el ejercicio y que ello permite planificar mejor la tesorería de la actividad.
Quién lo iba a decir, pero quien lo iba a decir también de Hacienda, que en los años transcurridos ha cambiado radicalmente de opinión. Al parecer, la aplicación de una baremación objetivable ya no sirve, como al principio, para atajar el fraude. Ahora, todo lo contrario, lo encubre y hasta lo fomenta.
Y no es que a Hacienda le falte del todo la razón, ya que si a uno le da por ser un desaprensivo, una tributación fija por módulos da para camuflar hasta ingresos no directamente relacionados con la actividad. ¿Por qué creen que hay empresarios que emiten facturas por importe superior al del servicio o producto vendido, para complacer a algunos clientes? Pues porque tributan por módulos y la cifra de facturación les resulta indiferente a efectos fiscales.
Naturalmente estamos simplificando mucho la cuestión, para que la paradoja pueda percerbirse en su globalidad. No debe tratarse de un mal muy extendido, pero sí en la medida suficiente para que Hacienda esté interesada en aumentar su carga de trabajo.
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