dissabte, de febrer 21, 2009

La “crisis perfecta”


La expresión “tormenta perfecta” se ha popularizado en los últimos años, a partir de una película americana del año 2000. La trama, basada a su vez en una novela, narra las desventuras de un barco atrapado por una feroz tormenta, fruto de la fusión de dos anteriores tormentas. Ese concepto de “perfección” se refiere a una situación en que una serie de fenómenos que, individualmente tendrían un efecto perturbador limitado, se dan de forma simultánea, con lo que se genera una situación de extrema gravedad y de muy complicada solución.

Puede que la actual crisis económica esté llegando al punto en que pueda ser denominada “perfecta”, según la anterior definición. Los problemas se acumulan y, especialmente, se alimentan unos a otros, en una espiral destructiva cada día más evidente. Para entenderlo, basta con explicar a Keynes al revés: el consumo cae, arrastrando a la economía, por el aumento del paro..., que no para de crecer porque hay menos consumo y las empresas cierran.

De momento, podemos consolarnos pensando que todavía nos queda una salida en el terreno financiero. Es decir, que si el crédito volviera a fluir cabría una posibilidad de volver a arrancar una máquina renqueante. Pero hay indicios de lo peor. Y no es sólo por la irresponsabilidad de los bancos, que van a lo que van, sin que les importe que el mundo se desplome a su alrededor. Sino porque los indicadores económicos, como la insólita evolución de la inflación, nos conducen hacia un círculo vicioso del que puede ser muy difícil salir.

Tal vez ha llegado el momento de tomar medidas dramáticas. Enérgicas, sin duda, pero obligatoriamente más eficaces que los regalos a la banca o los planes de rescate aprobados hasta la fecha. En todo caso, el dramatismo de una medida no está en sí misma, ni siquiera en su resultado, sino en su capacidad de invertir una tendencia o de cortar en seco una determinada progresión.

Pero no hay que pasarse de frenada. Que falten decisiones dramáticas no significa tener que implantar el estado de excepción. Por eso sobran las alusiones a la política bananera. O el recuerdo, agitado para meter miedo, de que en los Estados Unidos de la Gran Depresión se llegó a plantear si la democracia era suficiente para afrontar aquella difícilisima situación. La lección histórica es otra: de las crisis puede salirse con sensatez y sin caer en tentaciones autoritarias.

Dicho de otra forma, las nacionalizaciones (si es que esa es la solución) no son perversas a priori, siempre que se tomen como una medida provisional y ejecutada con garantías. El poder del Estado jamás debe ser ilimitado, pero si en algún sitio está legitimada la autoridad es justamente en las democracias.

dissabte, de febrer 14, 2009

En efecto, es una conspiración contra el PP


El PP se lame las heridas consolándose con la idea de que los escándalos de presunta corrupción que lo azotan en las últimas semanas se deben a una conspiración en su contra. La famosa cacería no es más que un mero pretexto, una coincidencia que, aunque no haga ciertamente bonito, está cogida por los pelos. Pero en algo no se la falta razón a Rajoy y compañía. Sí, hay una conspiración contra el PP. Pero se trata de una conspiración de un sector del PP contra el resto.

Poco puede añadirse en relación a la recusación, por ahora fallida, que el PP ha presentado contra Baltasar Garzón. Pretender a estas alturas que el magistrado tiene “enemistad manifiesta” hacia los “populares” por su pasado político en las filas socialistas es poco menos que un chiste. No sólo por ignorar que Garzón es en muchos aspectos un misil sin control. Sino sobre todo por olvidar cómo acabó la efímera carrera política del juez, que si alguna enemistad manifiesta tenía con alguien era con sus excompañeros, tal como demostró al reincorporarse al juzgado y “cargarse”, desde allí, al gobierno del que había formado parte.

Naturalmente, el PSOE tal vez no sea nadie para señalar con el dedo en asuntos de corrupciones y espionajes diversos. Eso hay que concedérselo al PP, con la salvaguarda de que, en esto de la política, que no te salgan rana algunos militantes es más cuestión de suerte que de virtud. Suerte es, por ejemplo, que te pillen con las manos en la masa (caso Naseiro), pero te libres por un error del juez durante la instrucción.

En general, los partidos políticos pueden dar muy pocas lecciones sobre transparencia. La democracia tiene ya el suficiente recorrido para que prácticamente todos las fuerzas políticas, al menos las principales, hayan saboreado las mieles del poder y se hayan visto expuestas al variado catálogo de tentaciones que las poltronas llevan incorporado. Y, como en la viña del Señor, ha habido de todo.

Pero una vez dicho esto, y con el debido respeto a la presunción de inocencia, en el caso que nos ocupa las cosas son como son. Los “hombres del saco” llenaban las alforjas en instituciones gobernadas por el PP. No todos tenían carnet y está por demostrar fehacientemente que las alforjas fueran vaciadas en las arcas del partido. Pero el dinero salía de donde salía, con la complicidad o la ignorancia culpable de quienes lo permitían, que no eran de ningún otro partido, y sin que, hasta la fecha, conste beneficiario alguno que no fuera del entorno del PP.

Constatado lo anterior, ¿quieren hacernos creer que los presuntos sinvergüenzas eran infiltrados enviados por los socialistas? Dado que entre los imputados, sospechosos y dimitidos hay hasta consejeros de gobiernos regionales, lo mínimo que cabe decir es que el PP es un auténtico coladero. Si semejantes agentes dobles, con más peligro que un mono con una ametralladora, llegaron hasta donde llegaron, el control de calidad interno de los “populares” es, por decir algo, manifiestamente mejorable.

Por todo esto, si alguna conspiración existe es la unos cuantos del PP dispuestos a llenarse los bolsillos sin que les importe el resultado que obtenga de ello su propio partido. Pero además es muy fácil y tentador mezclar en este barrizal la descarnada lucha por el poder que existe dentro del partido de Rajoy. Y lo es porque no faltan indicios de ello. No nos confudamos con el hecho de que quienes están “cantando” son algunos de los propios implicados, seguramente para buscarse una salida. En el PP actual hay personas dispuestas a cargarse su propio partido con tal de heredar sus restos. Cuando el ansia de poder ofusca hasta tales extremos casi todo es posible.

Si esto les parece disparatado, o más propio del camarote de los hermanos Marx, no olviden detalles que ilustran a la perfección por donde van los tiros. La historia del espionaje en Madrid fue filtrada por los propios espías. Al menos, el periódico que levantó el tema los citaba con nombres y apellidos y con frases entrecomilladas, identificando tales frases como declaraciones efectuadas no en un sumario o en conversaciones intervenidas, sino como declaraciones al propio rotativo. Espías contando sus andanzas con pelos y señales. ¿Acaso es que no cobraron? ¿En qué sitio serio ocurren cosas así?

Otra cosa es, evidentemente, que haya estampas que sería mucho mejor que no se hubieran producido. Aunque buscarle oscuras conexiones a la cacería de Jaen es, por decirlo de forma elegante, ponerle mucha imaginación al tema, la estética también cuenta. Desde la época de los romanos, que diseñaron y estructuraron gran parte de las instituciones políticas y jurídicas aún vigentes, importa tanto que las cosas sean como que parezcan. Y por eso hay casualidades o coincidencias que es mejor evitar, si se puede.

Que un juez sea visto haciendo vida social con los miembros del Gobierno, fuera de los actos oficiales, no es indicio exactamente de nada. Pero cuando el juez instruye un caso de notoria trascendencia política, que afecta además a la oposición, es decir al rival político del Gobierno con el que uno se va de copas... Pues mejor no dar pie a confusiones, aunque esto vale lo mismo para Garzón que para el ministro de Justicia.

dilluns, de febrer 09, 2009

La Mercè, a l'Ebrebloc

Una representació de la gent que som de la Mercè vam estar ahir dissabte, 7 de febrer, participant a l'Ebrebloc, la trobada de blocaires ebrencs. Va ser una tarda molt interessant en què vam explicar l'experiència del nostre bloc. Es tractava de debatre sobre blocs cooperatius, aquells que són fets per una pluralitat d'autors. En aquest sentit, potser una de les coses més significatives amb què em vaig quedar, i que ens va ajudar a verbalitzar un altre dels participants en la taula rodona, és que hi ha moltes formes de col·laborar en un bloc obert com aquest. Fins i tot des de fora de la comunitat digital que tira endavant el bloc.

Un exemple molt senzill: una foto absolutament històrica d'una excursió de la Mercè al velòdrom de Tortosa, en els primers anys quaranta, va ser completament datada i documentada per Gustau Moreno, periodista i blocaire de pedra picada, a més d'amant de la història de Ferreries, com es pot comprovar sovint al seu bloc La Marfanta. Aquella foto, com moltes altres, potser no passaria per ser una mera foto escolar, si no fos perquè hi ha molt poques imatges que es conservin d'aquella època a Tortosa. Era una època de postguerra i penúria en què despeses com la fotografia, que no sempre han estat a l'abast de tothom com ara, s'havien reduït a la mínima expressió.

És molt difícil resumir tot el que es va dir, perquè la sessió a la qual participàvem va durar una horeta i poc, però va ser d'una gran intesitat, en què vam tocar molts temes. Però en vull destacar un: si l'Internet 2.0 vol dir alguna cosa és que les persones i els grups socials tenim un camp d'acció per relacionar-nos, per pensar i per compartir el coneixement, sense passar pels viaductes tradicionals de la informació. I no sempre s'obra el miracle, però de vegades experiències com la nostra posen de manifest que la bola de neu, un cop comença a córrer, és imparable.

Deixeu-me afegir només una cosa més: la gràcia no està en què la bola de neu rodi muntanya avall, fent-se cada cop més grossa; està en què és possible donar la primera puntada de peu a la neu.



El director de la Mercè, Àngel Ismael, i el trio més visible (però no exclusiu) de la Plataforma d'Exalumnes: Cinta March, Neus Jové i Susanna Ferreres. A l'esquerra del tot, hi ha Joan Mulet, que és josepet, però al que tenim més o menys embarcat en la comunitat de la Mercè, bàsicament via Faceboook, on al grup Som de la Mercè ja en som 49. Falta la Leo Rodríguez, que va estar a la taula rodona sobre blocs cooperatius, però no es va poder quedar a la sessió sobre Facebook.


Aquí, els que parlàvem com a ponents a la taula rodona de blocs cooperatius. És una alegria comprovar que l'escletxa digital per raó d'edat queda aquí desmentida en bona part. Peluts, sense pèl, en la plenitud de la joventut i en una segona joventut en què recuperem el gust per tornar a aprendre i, sobretot, per compartir el que aprenem..., tots asseguts a la mateixa taula.

A l'esquerra, Carme Pla, presidenta de l'Associació de Blocaires Ebrencs i exalumna de la Mercè. Va intervindre en una ponència sobre el Facebook. Una altra mostra del capital humà que sortia de la Mercè.


Les fotos són de la meva filla gran, l'Emma, que té cert gust per fer anar la càmera.

diumenge, de febrer 08, 2009

Tener Spanair no sirve de nada sin el control del aeropuerto


Instituciones y empresas de Catalunya andan celebrando como el logro del siglo la adquisición de Spanair. Creen que con ello conseguirán dar un impulso que necesita al aeropuerto de Barcelona. El impulso, por descontado, que no le dan sus actuales gestores. Pero una aerolínea, incluso si es de referencia, no va a servir de nada si no se gestiona a la vez el propio aeropuerto.

En el aeropuerto Charles de Gaullle de París, Air France cuenta con todas las facilidades. Lo mismo ocurre con British Airways en Heathrow. O con Alitalia en Fiumicino, en Roma. También con Iberia en Barajas. Existe cierta lógica en ello. No porque se trate de las antiguas compañías de bandera, sino porque dichas aerolíneas son las principales operadoras en esas instalaciones. Como creen en estos destinos y les dejan viajeros y beneficio reciben un trato preferente. No es más que interés mutuo, pero el sentido comercial nunca es negativo en nada.

En Barcelona, ya pueden las instituciones y empresas catalanas comprar una aerolínea para convertirla en referencia del aeropuerto del Prat, porque quien seguirá teniendo todas las facilidades será Iberia. No hay vuelta de hoja. El sistema español funciona así y no va a cambiarlo una mera adquisición, porque desde donde se gestiona ese sistema la operación catalana es vista como una operación ajena.

El sistema centralizado de Aena no ha sido tan negativo, como podría parecer, a lo largo de su historia. Sin ir más lejos, permitió mantener abiertos muchos pequeños aeropuertos, hoy superactivos, en épocas en que no eran rentables ni por casualidad. Pero hoy esa centralización rema contra corriente. En todo el mundo, el modelo es flexible: se basa en la autonomía de los aeropuertos y en una cierta, y sana, competencia entre ellos.

Pero el anacronismo español se vuelve intolerable cuando se apuesta por introducir un desfasado concepto radial en las comunicaciones aéreas. Se trata de una decisión que no tiene nada de inocente. Aunque pueda escudarse en razones de eficiencia, que todo acabe pasando por Barajas tiene unos efectos económicos determinados. Por decirlo claro, no se potencian unos aeropuertos de forma neutra, sino en detrimento de otros, con la consiguiente repercusión económica en los territorios a los que se supone que sirven esas instalaciones.

Y no se trata únicamente de una cuestión de volumen, medido en número de operaciones, destinos o pasajeros. También hay un factor cualitativo. Que Barajas sea el centro de los vuelos internacionales, mientras Barcelona va quedando relegada al bajo coste, es una traba objetiva para el dinamismo de la economía catalana. Que a Barcelona el turismo le vaya bien no debe llamarnos a engaño y suscitarnos, más bien, alguna reflexión sobre si los mochileros son los visitantes que debe desear una ciudad capaz de mucho más.

No, el modelo aeroportuario centralista ni siquiera existe para estar al servicio del interés comercial de Iberia. En la actualidad, dicho modelo opera para reforzar al centro del Estado en detrimento de su periferia. Como se recuerda con razón desde Catalunya, sin ser necesariamente independentista, el problema es dónde se toman las decisiones. Éstas pueden ser arbitrarias o justas, pero no están al alcance de sus perjudicados. Que son eso, perjudicados, precisamente por no poder decidir.

En ese sentido, sólo cabe esperar (tal vez de forma ilusa) que ese centro de decisiones no se encargue de hacer fracasar, de las mil y una formas que Catalunya conoce tan bien, la operación de Spanair. El “regalo” a Iberia de la nueva terminal del Prat, nunca revisado pese a las muchas protestas habidas, no es un precedente que invite al optimismo. “Cornuts i pagar el beure”? Sin duda alguna. Al menos, las anteriores movilizaciones de las instituciones, la sociedad civil y el mundo económico habían salido gratis, mientras que la compra de Spanair va a costar un pico.

Otra cosa es que políticos y grandes empresarios catalanes hayan evidenciado pintar tan poco que ahora vendan como un logro épico lo que puede acabar siendo un fiasco. Los comentarios autoelogiosos que se están dedicando a sí mismos en los últimos días tampoco constituyen el mejor de los presagios.