dijous, d’abril 26, 2007

Las mentiras del 11-m van quedando acotadas (y 2)


No deberíamos sacar conclusiones anticipadas de un juicio que todavía no tiene sentencia. Pero el espectáculo dado por quienes todavía se empeñan a culpar a ETA de lo del 11-M, espectáculo que roza en ocasiones la categoría de charlotada, ya ha dado los suficientes elementos para sacar algunas ideas útiles sobre el tema.

Como recordábamos en un comentario anterior, el que fuera ministro del Interior cuando los atentados, Ángel Acebes, se ha pasado más de tres años diciendo que él no mintió, ya que se limitó a transmitir minuto a minuto la información que le pasaba la policía. Ahora resulta que los policías que le informaban dicen lo contrario.

Puede que haya policías que mientan, como se ha sugerido desde el PP. Pero no podemos dejar de tener en cuenta un hecho que, si no es concluyente, si resulta bastante significativo. A Acebes solo le siguen la corriente quienes fueron sus subordinados políticos en el ministerio; sus subordinados profesionales, no. El exsecretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, ha llegado a atribuirse personalmente la responsabilidad de la información que recibía el ministro. Actos heróicos al margen, poco aporta la “autoinmolación” de Astarloa al hecho de que los policías (los altos cargos profesionales) hayan negado la mayor.

Tampoco es concluyente, pero asimismo significativo, que todos los profesionales hayan coincidido en la negativa. Esa coincidencia tiene como mínimo el mismo valor que el hecho de que todos habían sido nombrados por el propio Acebes. Puede que dichos policías sólo pretendan salvar el trasero y no buscarse complicaciones, y siempre nos quedará la duda de por qué no contaron antes tan jugosa información. Pero ello no constituye suficiente base para afirmar que todos ellos, sin excepción, mienten.

¿A la delirante conspiración de socialistas, etarras, servicios secretos marroquíes, el vecino de la escalera y el tío del cuñado de uno que pasaba por allí, habrá que añadir ahora a los jefes de la policía? ¿Al gobierno del PP también le hizo la cama su propio personal?

Capítulo aparte merece el esperpento protagonizado por Agustín Díaz de Mera, el director general de la Policía de la época. Tras revelar en el juicio que un jefe policial le había pasado el dato de un supuesto informe que relacionaba a ETA con los atentados, se negó a descubrir la fuente, para acto seguido (vista la presión de su propio partido, la multa y la amenaza de ser procesado por desobediencia a la justicia) colocarle el fregado a uno de sus subordinados.

Ya sabemos como ha acabado la cosa. El subordinado aludido no sólo ha declarado que lo del informe es un invento, y que jamás tuvo esa conversación con su superior, sino que éste incluso le había pedido ayuda para salir del atolladero. Cabe suponer que el tribunal, además de considerar la petición de careo presentada por Díaz de Mera, deducirá el oportuno testimonio por el presunto intento de manipulación de los testigos del juicio.

El PP, naturalmente, tiene derecho a defenderse de aquello que considere perjudicial para su imagen. Pero no puede hacerlo al estilo de escuelas propagandísticas de nefasto recuerdo. De momento, los métodos usados por Acebes para defender lo indefendible no merecen calificativo más suave que el de repugnante. Pero ahí sigue marcando el canon de un partido que, por estricta salud democrática, debe estar en situación y disposición de ser alternativa real. Triste es decirlo, pero parece que la imprescindible catarsis que debería efectuar el PP sólo puede producirse a partir de una nueva derrota electoral.

dijous, d’abril 19, 2007

Las mentiras del 11-M van quedando acotadas (1)

El esperpento de la dimisión del presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores no es el único espectáculo en marcha en el circo de tres pistas en que algunos quieren ver convertida a España. La evolución del juicio por la matanza del 11-M está regalándonos los suficientes elementos para poner en la perspectiva adecuada los sucesos ocurridos entre los atentados y las elecciones de tres días después.

En los tres años transcurridos se ha discutido, ad nauseam, si el gobierno de entonces mintió a los ciudadanos sobre la autoría de los atentados, en un intento de aprovecharse electoralmente bien del encubrimiento de la autoría de Al Qaeda, bien de su asignación a ETA. Este debate difícilmente podía ser razonable, dada las emociones que se desbordaron por aquellos sucesos. Y además se ha tirado mucha gasolina al fuego, en forma de conspiraciones delirantes que no se creen ni siquiera quienes todavía las sostienen, con la probable excepción del mismísimo Acebes.

Parte del embrollo se debe a que técnicamente una mentira es lo que es. Según el diccionario, miente quien falta a la verdad a sabiendas de ello. Y por ahí se cogían precisamente Acebes y compañía. El que fuera ministro del Interior ha venido asegurando que él se limitaba a reprodudir la información que le iban dando los jefes de la policía. Y que si mantuvo que era ETA durante el mismo día de los atentados y buena parte del día siguiente, fue porque la policía así se lo indicó.

Sin embargo, en el juicio nos hemos enterado de que no fue así. Esos mismos jefes de la policía han declarado en la sala de vistas todo lo contrario de lo que el ministro ha afirmado desde entonces. Según el testimonio de los mandos, el mismo día de los atentados ya informaron a Acebes de que la pista firme era la del terrorismo islámico. E incluso han indicado que las dudas del primer momento sobre el tipo de explosivo (algo que se consideró crucial para determinar la autoría) también quedaron rápidamente despejadas, y que así se comunicó a Acebes.

Dado que el exministro transmitió tales datos con un notable retraso, de ser verdad la versión de sus antiguos subordinados, se nos plantea un problema evidente. Ambas versiones son irreconciliables. O mienten unos o mienten los otros. No habría que olvidar, sin embargo, que esos policías fueron nombrados por el propio Acebes. En un país en que vemos a diario ejemplos de altos cargos que sacrifican la credibilidad de las instituciones que dirigen para agradecer el puesto a quien los nombró, lo de de estos policías tiene incluso mérito y sus declaraciones, aun admitiendo la posibilidad de que falten a la verdad, constituyen un argumento de peso.

divendres, d’abril 13, 2007

Lo de Conthe no tiene nombre, pero sí apellido


Bueno, nombre no tiene y puede que apellido tampoco, pero si adjetivo. El mínimo epíteto que cabe atribuir a lo que está ocurriendo es el de vergonzoso. Pero el único problema no es la tozudería, digna de mejor causa, del hasta ahora presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La insistencia del Gobierno en considerar un chantaje lo que probablemente no sea más que un ataque de vedetismo, hace concebir ciertas sospechas. Coherentes, en todo caso, con el papel desarrollado por el Ejecutivo en el embrollo de Endesa.

Manuel Conthe podría haber pasado la historia como el impulsor del código de buenas prácticas que lleva su nombre. Puede acabar pasando como un alto cargo que se emperró en los detalles de su dimisión.

La renuncia se entiende y es perfectamente digna. Conthe quiso actuar según lo que consideraba correcto, pero se topó con que la comisión que presidía no le respaldaba. No es el primer caso en que el presidente de un organismo parecido cree que el hecho de ser él quien aparece habitualmente en los titulares de prensa le confiere alguna atribución diferente a la de tener voto de calidad en caso de empate. Pero llegados a este punto, la dimisión de Conthe es la decisión más decente que se podía tomar, tanto política como personalmente. Con tanto algo cargo que no duda en sacrificar la credibilidad de la institución que preside para continuar agradeciéndole el puesto a quien le nombró, lo de Conthe tiene incluso mérito.

La dignidad expresada por el todavía presidente de la CNMV se da de tortas con la rabieta infantil subsiguiente. Puede que sea el aire que baja de la sierra de Madrid, o el que le llega de las estepas manchegas. Hay muchas personas a las que un cargo en la capital de España transforma hasta límites irreconocibles. Muy probablemente a Conthe le haya dado por irse por la puerta grande y no tanto por dar un portazo. ¿Qué podría revelar el interesado en su comparecencia en el Congreso, que no sepamos o sospechemos ya?

Ahora bien, que el asunto no sea un chantaje, como plantea el Gobierno, no significa que la chiquillada sea tolerable. Si el Ejecutivo considera que no debe plegarse a reacciones pueriles, y mucho menos a chantajes, lo tiene muy fácil: le basta con cesar a Conthe. El problema de Zapatero es que su Gobierno se ha mojado tan a fondo en el lío de las opas a Endesa que ahora no puede realizar un acto de autoridad.

El problema es que eso hace parecer que el Gobierno tiene algo que ocultar. Y la verdad es que no, las intenciones del Ejecutivo sobre Endesa han estado claras todo el tiempo, por mucho que haya querido disimular. No cabe olvidar que la tensión existente en este tema se debe en buena parte a la oposición catastrofista del Partido Popular, que les hace cometer muchas tonterías. Pero también hay que decir que Zapatero y los socialistas se han metido solos en este huerto.

dimecres, d’abril 11, 2007

Més sobre Cabrera



En el post anterior esmentava que havia escrit un segon article sobre l'Any Cabrera. Agraïa als organitzadors que haguessin desmentit que la cosa fos un homenatge. Afegeixo l'article aquí per ser equànime, tot i que he de confessar que l'agraïment em va sortir bastant irònic, per dir-ho d'alguna forma.






Gràcies, senyor Salvadó

Sí. Cal agrair al senyor Roc Salvadó, coordinador del congrés sobre el carlisme, que hagi dit que la commemoració del bicentenari del general Cabrera no és un reconeixement ni una exaltació del personatge. Ha calgut esperar molts mesos per escoltar a un responsable de l’Any Cabrera rectificant allò que es va manifestar el dia de la presentació: és a dir, que tot plegat era també un homenatge a tan funest personatge. Però donem-ho per ben emprat, encara que la cosa arribi gairebé a misses dites.

Honorar Cabrera hagués estat un despropòsit sense precedents. No m’agrada citar-me a mi mateix, però si llegeixen l’article que vaig publicar fa uns mesos, hi trobaran els arguments que farien vergonyós un homenatge a un individu com Cabrera. Per resumir el que llavors es deia en bastantes més paraules: Cabrera és l’element més semblant a Hitler que han produït les nostres terres en tota la seva història. I si un personatge així ha de ser mereixedor d’un homenatge és que ens fallen coses fonamentals.

Encara a aquestes alçades em costa d’entendre com a algú intel·ligent i amb carrera se li va poder escapar això de l’homenatge. És un misteri tan gros com el fet que un covard com Cabrera sigui tingut per heroï, o que un genocida de tercera regional, com és també el cas, pugui ser elevat als altars, si més no als històrics. El bocamoll que va deixar anar la idea de l’homenatge no era enginyer aeronàutic o traductor de coreà, sinó un professional de la història que no podia desconèixer la negra, la negríssima, biografia de Ramon Cabrera. No conec personalment als promotors de l’Any Cabrera, però els he sentit parlar en públic i he llegit articles i textos seus, i no em quadrava res. Va ser un simple lapsus? No ho sé i la veritat que em dono per satisfet amb l’aclariment del senyor Salvadó, que posa les coses en el seu lloc.

Deixin-me afegir, però, un parell d’idees personals que m’han quedat de tot plegat, si tenen la paciència de llegir-les. Durant molts mesos he tingut la sensació d’haver predicat en el desert. El de menys sóc jo, és clar. Una mala cosa, com una bona cosa, ho és vingui d’on vingui o la digui qui la digui. Als pobles i a les ciutats petites amb present més aviat galdós i futur incert es tendeix a glorificar el passat. No obstant, l’autoestima col·lectiva toca fons quan es recórre a personatges de tan infausta memòria. Cadascú s’enganya com vol, però és infinitament millor no tenir res a celebrar ni a recordar (que no és el cas de Tortosa, precisament) que tenir com a referents a cavernícoles com Cabrera.

Tot i que el senyor Salvadó ha salvat la cara de l’invent amb unes oportuníssimes manifestacions, durant més de mig any als seus responsables no se’ls ha estarrufat el nas ni per estornudar. Creguin-me que esparava alguna reacció. Com a mínim la d’acusar-me de ser un pèssim tortosí que no fa res pel seu poble, argument típic i previsible amb el qual no hauria estat necessàriament en desacord. Però un pot ser un tortosí de tortosinisme manifestament millorable i, en canvi, conservar un mínim de vergonya, si més no en la variant de vergonya aliena. És el mateix que l’any 1998 em va fer encendre quan el nunci del Papa va fer un sermó racista a la catedral de Tortosa o quan uns historiadors deien (tema ara aclarit) que volien fer un homenatge a un salvatge.

Plantar-se davant de situacions com aquestes no aconsegueix canviar realment res. Però molt sovint és l’única cosa decent que es pot fer. Com a mínim, diem que amb nosaltres no hi comptin. Que allò que facin, que sigui en nom propi i que als altres no ens facin passar vergonya.

Dit tot això, només em resta desitjar èxit a les activitats i a les publicacions que es tirin endavant. L’època carlina és tan interessant com qualsevol altra per a l’estudi i la discussió històrica. Confiem que, ara que els promotors no hauran de perdre el temps en homenatges, li donaran a la cosa un alt nivell acadèmic, davant del qual ens podrem admirar tots plegats.

Els despropòsits sobre Cabrera no s'aturen

Fa un any i escaig vaig escriure el text que ve a continuació, sobre el despropòsit que em semblava organitzar un Any Cabrera, o si més no plantejar-ho com un homenatge. L'article va sortir al Diari de Tarragona i el vaig penjar també en aquest bloc. Vist que el tema Cabrera torna a adquirir certa actualitat, reprodueixo aquell article. Consti que, cap a finals d'any, vaig escriure un altre article agraint els organitzadors de l'Any Cabrera que haguessin aclarit que no es tractava de cap homenatge. Disculpeu els desfassaments temporals, ja que l'article es reprodueix en la seva versió original.



Any Cabrera?

Llegeixo bocabadat la notícia que un grup d’historiadors i d’entitats promouen la celebració, aquest 2006, d’un Any Cabrera. Res a dir sobre els congressos històrics i els llibres que es vulguin dedicar al fenomen històric del carlisme, que no tan sols no ha de ser amagat, sinó que va gaudir d’un predicament popular innegable a diferents indrets de Catalunya. Però que tot plegat hagi de ser també un homenatge al general Ramón Cabrera, com han anunciat els promotors de la iniciativa, és un despropòsit increïble.

El general Cabrera va ser un energumen sanguinari, un autèntic tros d’animal en un moviment ple de troglodites. Durant molts anys, el personatge ha inspirat llàstima pel fet que la seva mare va ser afusellada pels seus adversaris. Però sabien vostès que l’execució va ser una repressàlia (ep, injustificable, que una costa no treu l’altra) per la matança que Cabrera va fer al poble de Rubielos? Sabien que va entrar al poble en qüestió a matadegolla i que va ordenar afusellaments massius de presoners? Sabien que l’apel·latiu “Tigre del Maestrazgo” no va néixer de la seva presumpta sagacitat o astúcia, sinó de la seva conducta sanguinària?

Sabien que hi havia carlins que s’avergonyien del seu company de files, i això que no eren precisament persones refinades i no li anaven gaire al darrera en l’ús de pràctiques de terror? En resum, si Cabrera no va fer encara més matances no va ser per falta de ganes, sinó perquè operava en zones escassament poblades.

Avui en dia, el general Cabrera estaria en recerca i captura per part del Tribunal Internacional de Justícia, per crims de guerra i per genocidi. O fent companyia a la cel·la a individus com Slobodan Milosevic i fins els contraris més acèrrims a la pena de mort estarien buscant una corda i l’arbre més alt per a penjar-lo. En res disminueix la seva responsabilitat que les guerres carlines fossin especialment violentes per part de tothom.

A mi m’importa ben poc que Cabrera fos un covard que bàsicament matava gent indefensa i amb una habilitat especial per fugir quan era derrotat, deixant tirada la seva gent; que despuntés en l’art de viure de les dones o que, al final de la seva vida, li donés pel transvestisme polític. Però no em deixa indiferent que fos un salvatge.

Quan l’exdictador xilé Augusto Pinochet va ser detingut a Londres, a demanda de la justícia espanyola, el van confinar als afores de la capital britànica, a la mansió rural on Cabrera va passar els últims anys de la seva vida. Ignoro si a Pinochet li van explicar qui havia estat el propietari del casalici 150 anys abans. Però estic segur que Pinochet s’hauria sentit molt còmode de dormir entre els mateixos llençols que Cabrera. L’un per l’altre.

Tan mancats estem de referents per elevar el general Cabrera a la categoria de “tortosí universal”? No hi ha tortosins, gent positiva, persones que hagin contribuït al benefici de la Humanitat, que es mereixen molt més un homenatge?

Benvingudes siguin les activitats d’investigació i divulgació d’un període important de la nostra història. Insisteixo que sobre això no tinc res a dir; és més, valoro l’esforç de tothom. Però seria un greu error convertir-ho en un homenatge (la paraula és dels organitzadors) a un bàrbar que no s’ho mereix. Recordin que, a la localitat nadiua de Hitler, una placa assenyala la casa on va néixer, però a ningú se li acut organitzar-li homenatges.

dissabte, d’abril 07, 2007

Ramon Ferrando, oblit notòriament injust ( i 2)

Quan molts periodistes de l'època de Ramon Ferrando o la posterior s’han encaminat professionalment cap al món de l’humor, no pot evitar-se pensar en ell i en la seva ironia, no sempre ben entesa ni captada, a l’explicar històries. La sàtira política és molt saludable, però si perdem la capacitat de “punxar” en els àmbits seriosos de la informació l’humor esdevé una simple coartada per fer veure que som una societat normal i madura. Perquè s’entengui: està molt bé poder-se’n riure del rei i dels seus fills i filles, o de les habilitats grimpadores i enfiladisses de la jove, perquè qui viu del pressupost públic, i en viu molt bé, no està exempt de crítica; però no anem bé si no podem explicar els negocis dels gendres.

Hi ha una frase que un cop em va dir Ramon Ferrando, cap allà 1983 o 1984, que recordo sempre, especialment quan m’exalto davant situacions com les exposades en el paràgraf anterior: “El poder no tem les burles de què sigui objecte per elles mateixes, sinó per la independència de criteri que demostren”. No sé si citava algú o eren paraules de collita pròpia., però van ser d’allò més oportunes.

La frase me la va deixar anar camí d’Ascó, on anàvem a cobrir un simulacre d’emergència nuclear, previ a l'autorització de funcionament de les centrals, que va resultar ser una xarlotada. Les sirenes van sonar just a l’hora de plegar (en simulacres posteriors em consta que han sonat a l’hora de l’esmorzar) i els autocars que havien d’evacuar els treballadors, si més no fingidament, no podien accedir a la central, perquè els ho impedia la cua dels que marxaven en cotxe cap a casa, tot “autoevacuant-se”. Quan Protecció Civil ens va assegurar que tot havia anat rodat i que l’evacuació havia estat un èxit vam riure una bona estona. Vam ser qualificats d’exaltats l’endemà, quan vam publicar el que havia ocorregut en realitat. Què més volíem, si tothom havia complert els objectius sense prendre mal...

Bona part del menyspreu que vam rebre van venir d'altres periodistes, per anomenar-los d'alguna forma. En particular, de "periodistes" que enlloc de ser a peu d'obra de la notícia, l'havien seguit de la sala de premsa del Govern civil de Tarragona o sense ni tan sols moure el cul de la seva redacció. Es podrien donar noms, però fa gairebé 25 anys i, la veritat, no val la pena. No creguin que tals "periodistes", de molt renom en aquell moment, estiguessin dolguts perquè se'ls hagués escapat l'autèntica notícia. Ni tan sols perquè haguessin quedat en evidència. És que, com a la major part de professions, oficis i feines, els ganduls no simpatitzen amb els que hi posen ganes. Sobretot si l'empresa els posa com a exemple a seguir. Perquè cal esforçar-se si tothom vivia la mar de bé..., ja m'entenen.

El periodisme anomenat professional no ha evolucionat gaire. L'única variant és l'absolut conformisme i "funcionarització" de les noves generacions professionals. Les excepcions són exactament això. I l'associacionisme d'aquesta professió no llueix a major nivell. Podria explicar històries molt sucoses del Col·legi de Periodistes, però m'abstindré perquè a un li poden constar les coses, però no tenir prous proves per defensar-les davant d'un tribunal. L'únic que diré és que tal gènere de circumstàncies em va fer desistir de demanar l'ingrés al col·legi en el seu moment i que mai no m'he penedit d'aquella decisió.

Per això em dóna per reivindicar Ramon Ferrando. No era un periodista exhimi, en absolut. Però no era pitjor que el que veiem a diari rondant per aquest món. En tot cas, tot i els molts errors que pogués cometre, inclosos festeigs polítics impropis d'un periodista, tenia una alçada moral que molts haurien de tenir i era molt més bona persona.

Conscient que tota aquesta soflama emprenyarà a algú i que no em farà guanyar amics precisament, només vull afegir que Ramon Ferrando es mereixia un petit homenatge particular. Li devia. I en tot cas, ja que no podem triar els amics, a les persones més o menys sensibles només ens queda el consol de poder-nos triar els enemics.

Ramon Ferrando, oblit notòriament injust

Ha fet onze anys que ens va deixar Ramon Ferrando Adell. Si no fos perquè al seu poble de Jesús organitzen un concurs literari que porta el seu nom, Ferrando estaria del tot oblidat. Ningú no és profeta a la seva terra, però la desmemòria, en el seu cas, és notòriament injusta.

Ramon Ferrando era una persona tan inclassificable com incòmoda per a molts. Jo no sé si es mereix un pedestal en atenció a que fos molest. O fora del corrent, que em semblaria una definició més ajustada a la realitat. Però quan veiem quina mena de salvatges i energúmens pretenen honorar en aquests temps certs intel·lectuals que se les donen de progressistes, o quins són els paradigmes que ens posen com a models a seguir, no podem evitar concloure que persones com Ferrando es mereixen, com a mínim, un raconet en el disc dur de la nostra memòria. No obstant, resulta difícil senyalar amb el dit a ningú quan els que érem els seus amics tampoc és que ens n’haguem preocupat gaire. O sigui, que a partir d’aquí ja saben que aquestes línies estan tan dictades per l’ànim de fer justícia com per la mala consciència.

En el llenguatge políticament correcte en boga (que és de bades i et fa quedar com un senyor), avui consideraríem Ramon Ferrando un “activista cultural”, més que com a periodista, que era com molta gent el coneixia i identificava . Jo no el puc jutjar com a cantautor o com artista: em falten elements de criteri i, en tot cas, els meus gustos musicals van en una línia molt diferent. Però sí que crec poder dir alguna cosa sobre el seu exercici del periodisme, si més no pel fet que em vaig fer amic seu quan era un simple principiant i ara fa bastants anys que visc d’aquesta professió.

Molt sovint em va fer l’efecte que Ramon Ferrando era un periodista fora d’època. Com un periodista d’aquells que abundaven al segle XIX i principis del XX, compromesos socialment i políticament. Que s’implicava tant en les notícies, que la cosa deixava de ser periodisme. Aquest era el seu principal defecte com a periodista i la font dels errors que de vegades cometia, i que li valia no poques burles d’altres periodistes “instal·lats”.

Digue-m’ho clar: com a periodista., Ferrando no era un àngel sense sexe. Tot el contrari, es mullava, la qual cosa no és dolenta per sí mateixa, llevat que et passis de frenada. El que el feia incòmode és que exercia aquest compromís des d’una independència bastant irreductible. Per això no se’n fiaven d’ell, per bé que l’intentaven utilitzar, els polítics i partits amb què va festejar en determinats moments.

Però posats a triar entre la forma de fer de periodista de Ramon Ferrando i la pasta de què estan fets els llicenciats que surten ara de les facultats de periodisme, que majoritàriament aspiren a plegar cada dia a les 3 o a fer de reporter graciós en algun dels programes humorístics de moda..., doncs que volen que els digui. Consti que no és únicament culpa seva. Les facultats de periodisme fa molts anys que van renunciar a portar aquest nom i que s’avergonyeixin d’allò que presumptament ensenyen ho diu tot. Pel que fa als que tant el criticaven en vida, només es pot dir que eren exfuncionaris de l’anterior règim, acostumats a la lectura diària del “parte”, o elements esquerranosos encantats d’haver-se conegut a sí mateixos i de fer d’“enfant terrible”, però que portaven la palangana als cacis tortosins sempre que hi havia ocasió.

Ramon Ferrando no era millor periodista que tota aquesta colla, però els ben asseguro que tampoc era gaire pitjor. En els seus reportatges sempre havia un punt de vista que ningú més aportava, i en les seves entrevistes, un punt de mordacitat que arrencava algunes bones respostes, fins i tot d’entrevistats poc intel·ligents. Tenia també una certa gràcia per descol·locar, amb preguntes incisives, als convocants de determinades rodes de premsa. O per identificar en veu alta els personatges que manipulaven d’amagat tals convocatòries: no era una pandèmia especialment extesa, però ningú més cantava la canya en tals ocasions. Tinc a disposició de qualsevol lector interessat exemples de tot això que dic.

En canvi, avui veiem a molts periodistes que a les rodes de premsa no pregunten ni pel temps que fa. i que, quan escriuen, prou fan si aconsegueixen no fer faltes d’ortografia. Decidir qui és, o qui era, millor periodista podria resultar dolorosament cruel per a alguns.

Tota mort és trista, però sempre hi ha elements de tristesa majors. Ramon Ferrando va traspassar en un moment de maduresa personal i professional, que l’hauria pogut fer utilíssim per a moltes guerres. A mi, particularment, m’hauria agradat veure’l en la guerra del Pla Hidrològic. Estic segur que no hauria defraudat ningú i que s’hauria mogut per convicció i no perquè fos ocasió de fer un bon negoci.

També tinc clar que a Ferrando l’amor a la terra li hauria pogut fer dir que hi havia 20.000 manifestants quan només n’hi havia 15.000; però que no s’hagués empassat la roda de molí de dir que n’hi havia 300.000 allà on era físicament impossible que hi fossin. L’amor a la terra no és sinònim d’imbecil·litat i les causes justes no necessiten de exageracions desorbitades.

Ramon Ferrando es va morir, a més, just en el moment en què Internet començava a caminar més o menys seriosament. No podem posar la mà al foc pel que podria haver estat, però crec que Internet hauria estat el mitjà natural d’expressió d’una persona com Ramon Ferrando. No em costa imaginar-lo pilotant un bloc, aprofitant els espais de llibertat (cada dia menys) que ens queden a la xarxa. A fi de comptes ja havia estat pioner en allò que llavors se’n deia premsa comarcal i que la dictadura del llenguatge ha reconvertit en premsa de proximitat. Quan aquesta premsa s’ha professionalitzat al 100% i ha consolidat grups empresarials potents, correm el risc d’oblidar que els orígens de tot plegat estan en la torradura d’unes poques persones, entre elles Ramon Ferrando, que fa trenta anys s’ho van creure i van posar mans a la feina.

divendres, d’abril 06, 2007

La hipocresia surt al carrer per Setmana Santa

Acabo de tornar de veure la processó del Silenci que fan a Calafell. L'excursió pedagògica familiar d'avui havia de ser anar a la processó del Sant Enterrament de Tarragona. Les meves filles no estan batejades en cap fe i ja prendran la decisió que hagin de prendre (la de tenir una o altra religió, o la de no tenir-ne cap) quan tinguin suficient ús de raó. Mentrestant, no em sembla negatiu que s'informin adequadament. I en tot cas, actes com els de Setmana Santa tenen més de cultura popular i tradicional que de religió, la qual cosa també els fa molt indicats perquè les criatures aprenguin bé el país en què viuen.

Però com que l'excursió ha estat substituïda sobre la marxa per l'expedició hidrològica que he relatat en un anterior post, hem acabat veient la processó de Calafell. Concretament la que es fa al nucli antic (aquí li diem el Poble), on vivim. És una processó molt peculiar. Jo li posaria l'adjectiu d'autogestionària. A diferència d'altres processons que es fan als altres nuclis del municipi, molt més turístics i on els penitents gairebé s'han d'obrir pas entre els visitants, no hi ha pràcticament públic, llevat d'unes poques persones a algunes cantonades i algú que s'ho mira des de la finestra de casa.

També s'ha de dir que tinc la sensació que a les més o menys 200 persones que desfilen cada any els és igual no tenir públic. En tenen prou amb veure's entre ells. O amb ser vistos. A les processons de Calafell no n'hi ha de vestes. La vanitat és un dels motors de la vida social del poble en què visc, fet que explica aquesta i moltes altres coses. En realitat, ja estan contents de ser sempre els mateixos i et miren rar si els vas a veure. Potser per això, amb prous feines s'hi veuen cares noves, llevat les que cada quatre anys s'incorporen quan s'assabenten que aniran en alguna llista electoral.

Però no és l'aspecte quantitatiu el més important d'aquesta o qualsevol altra processó de Setmana Santa, sinó la hipocresia que es constata a simple vista en moltes pràctiques religioses. Aquesta reflexió no es refereix únicament a Calafell, però tampoc pot evitar referir-s'hi. Més enllà de la vanitat al·ludida, fa feredat comprovar com no pocs penitents menen una vida bastant contradictòria amb el que se suposa que hi ha al darrera de participar a una processó.

No em refereixo en absolut al que podríem anomenar pecats de la carn, perquè són qüestions particulars de cadascú. Em refereixo a aquells que diuen ser cristians i s'exhibeixen en públic en qualitat de tals, però que han fet els calers que tenen de forma immoral. Fins i tot de forma contrària a la pròpia moral cristiana. No dic que la gent no tingui dret a prosperar i admeto que la pobresa sigui una virtut merament nominal. Però sí dic que fa molt de mal a la vista veure a les processons especuladors que han fet caixa amb arts discutibles i personatges que mai han fotut brot a la vida i que viuen del "cuento".

Vull pensar que fent penitència a la processó denoten mala consciència i no que se n'estan rient a la cara de les persones que conservem un mínim de decència moral. Però la seva actitud no és menys hipòcrita. Consti que els he anomenat especuladors, però en realitat són especuladors de mig pèl. Els especuladors de veritat no surten a la processó. Aquests dies són lluny, de viatge a algun paradís tropical o esquiant als Alps suïssos.

Per això, si algun valor tenen aquesta mena de festivitats religioses és el tradicional o cultural, per no dir el sociològic o l'antropològic. Tot i així, em resisteixo a considerar cultura la indecència d'alguns. I suposo que se m'entendrà que el meu concepte d'indecència és molt diferent al seu. Arribats aquí, si les processons han de ser considerades folklore, al menys que siguin bon folklore. L'any que ve, optarem per un altre espectacle.

Divendres Sant a peu d'embassament

Aquestes són algunes de les fotos que hem fet avui als embassaments de Flix i de Riba-roja, animació turística inclosa.

















Turisme de catàstrofes a l'Ebre?


Ser un pèssim tortosí té algun avantatge. Les ocasionals escapades a la terra on vaig néixer em permeten fer sempre algun descobriment. Sovint, descobriments petits, però mai exempts d'un mínim d'interès.

Avui, Divendres Sant, he fet una trompada de quilòmetres seguint per carretera, i aproximadament és clar, el curs de l'Ebre des d'aigües amunt de l'embassament de Riba-Roja fins a més avall de Tortosa. Les meves filles, que ja no són tortosines però escolten moltes batalletes a casa, feia una setmana que veien per televisió les "inundacions" i no callaven per anar-ho a veure. Al final, em temo que ha estat un viatge més instructiu pel seu pare que per elles.

Primer descobriment. Les desgràcies naturals (o les provocades per la malícia humana, com podrien ser molts dels incendis forestals) tenen el seu públic. Se sap que els incendis congreguen curiosos, atrets més pel moviment (bombers, helicòpters...) que pel foc per si mateix. Els aiguats provoquen un efecte similar: a un torrent que baixa mai hi falta una colla de xafarders mirant-s'ho. Per no parlar dels accidents de trànsit, que han donat lloc al concepte anomenat "efecte tafaner", TV3 dixit.

El que no m'imaginava és que un desembassament controlat fos capaç de reunir a peu de presa tal quantitat notable d'espectadors. Això és el que ens hem trobat al pantà de Riba-roja. Desenes i desenes de persones contemplant l'espectacle. Algunes, com el taxista de Barcelona que hi era amb el vehicle de treball, arribats de ben lluny.

Qualsevol persona que hagi anat alguna vegada a aquest indret sabrà reconèixer el mèrit de la cosa: la carretera que hi porta, que desprès continua fins a la Pobla de Massaluca, és el més semblant que he trobat a la carretera de "Mecanoscrit del segon orígen", aquella novel·la de Manuel de Pedrolo en què un autobús es perd per una carretera que no porta enlloc i que tampoc permet retornar. Desprès d'això, haver trobat que la zona de l'assut de Xerta semblava la Diagonal de Barcelona en hora punta ja no ens ha sorprès gaire.

Segona constatació, més que descobriment. Bona part d’aquesta expectació és conseqüència de la forma de treballar dels mitjans de comunicació, en particular de les televisions. Una riuada dóna molt de sí en termes d’imatges. I un dels criteris que empren les televisions per elegir uns temes o uns altres és el seu rendiment visual en pantalla.

No és pot negar que l’estampa del riu és espectacular aquests dies. Però la notícia, en termes de contingut, és més aviat minsa. No estem davant d’un fet ni nou ni gaire excepcional. Un desembassament preventiu és, de fet, quelcom normal. Els pantans serveixen precisament per això, no? On és la notícia, doncs? Però desprès d’una setmana d’insistir-hi i donar-hi voltes, la major part de la gent, que no ha de tenir obligatòriament coneixements sobre els cicles hidrològics, pot arribar a creure que estem davant d’un fet autènticament excepcional. I digne de ser vist, és clar.

Tercer descobriment. Podem haver plantat la cara suficient com per aturar el pla hidrològic, però continuen rient-se’n als nostres nassos en molts temes de planificació territorial. L’al·lusió que he fet abans a la carretera de Riba-roja és poca cosa en comparació amb el pont que creua l’Ebre, a l’alçada de la mateixa localitat, i que no porta enlloc. Se suposa que aquesta és una via d’evacuació en cas d’accident nuclear a Ascó, però el pont acaba en un camí desprès de passar el riu.

Ho he volgut ensenyar a les meves filles, perquè aprenguin en quina mena de país viuen, perquè no es quedin únicament amb les flors i violes que els expliquen a l’escola. Hem descobert que el camí ara està asfaltat, al menys en el primer centenar de metres, i que està retolat com a “camí de Maials”. Però jo em quedo amb el rètol que et trobes de cara quan vens des de Riba-roja. Resa textualment “pont sobre l’Ebre”. Considerant que el pont, en realitat, no va enlloc, la indicació viària no pot ser més exacta. Una altra cosa és que l’exactitud, en aquest cas, sigui sinònima de ridícul.

dimecres, d’abril 04, 2007

Salvem la Cobertera

A Calafell, diferents entitats i persones estem en lluita per evitar una destrossa sense precedents. El ministeri de Foment vol convertir l'actual N-340 en una autovia. Els plans ministerials per fer passar l'autovia pel Baix Penedès són un disbarat. Es pot discutir si no caldria aprofitar les autopistes que passen per la comarca, oportunament alliberades de peatge, com en altres indrets, per no inferir una nova barrera al territori. Però a tothom li sembla clar que posats a fer mal, com menys se'n fa es fent passar l'autovia per on ja passa la carretera, amb les oportunes variants als nuclis urbans travessats per la N.340.

Doncs no. El ministeri de Foment s'ha tret de la màniga un traçat increïble. M'imagino que alguna explicació deu tenir que la forma més ràpida d'enllaçar dos punts no sigui la línia recta. Però el que no és de rebut és que podent fer una autovia que tingués un impacte mínim (mínim exactament no: és més correcte parlar del mínim possible) s'hagi elegit l'alternativa que més destrosses causa.

Si voleu informar-vos d'aquesta situació i de les accions de protesta que s'estan desenvolupant, podeu visitar el bloc salvemlacobertera.blogspot.com. Si us voleu adherir i ajudar-nos a fer força deixeu comentaris amb el vostre nom i adreça de correu. Us ho agrairiem de veritat.

El plagi del nou logotip de Tarragona

Tots els que treballem en temes de comunicació, i no diguem ja si hem passat part de la nostra vida laboral en una institució pública, podríem explicar moltes històries sobre semblances sospitoses entre productes d'imatge corporativa. Evidentment, cada artista té un estil propi i és normal que les seves obres tinguin certa retirada. Però quan les obres, més que tenir una retirada, són fotocòpies, i sobretot si l'artista no és mateix és clar, el mínim que es pot dir és que hi ha un problema.

El nou logotip municipal de Tarragona s'assembla al de l'Ajuntament de San Sebastián de los Reyes com un ou a un altre ou. Potser tècnicament no serà considerat plagi pels tribunals, si el tema hi arriba. Jo he llegit sentències absolutòries en casos de plagi dignes de ser emmarcades: una d'elles considerava que no hi havia hagut "afusellada" quan fins i tot estaven "afusellades" les faltes d'ortografia i una altra dedicava uns 300 fulls a determinar, per procediments filosòfics i cognoscitius (els adjectius són de la sentència) que la inspiració podia haver arribat simultàniament, i en termes absolutament idèntics, a dues persones diferents.

Però poc importa que el color sigui clavat (ja saben, els colors tenen número i això fa que siguin fàcils d'identificar) o que la configuració general sigui la mateixa, i els detalls també. És que quan es plagia matusserament és més fàcil que t'enxampin. El manual d'aplicació del nou logo de Tarragona havia estat copiat literalment, per bé que traduït al català, fins a l'extrem que se'ls havien escapat dos o tres referències explícites a San Sebastián de los Reyes. Aquest és un dels grans perills del mètode contemporani per excel·lència per refregir l'obra aliena: és a dir "copiar-enganxar".

També tots els que hem treballat en algun moment de la nostra vida a l'Administració recordem bases d'algun concurs públic en què s'al·ludia a un altre municipi. És conegut que a molts ajuntaments, a l'hora de redactar unes bases, es tira de butlletins oficials per veure què han fet a altres poblacions. Normal, no tothom ha de saber obligatòriament de tot. L'autèntic problema és quan les bases les ha subministrat una de les empreses aspirants que, per aquelles casualitats inexplicables de la vida, presta el servei que es treu a concurs al municipi que surt em comptes del que hauria de sortir.

Suposo que m'entenen i només afegiré que seria bo que de, tant en tant, aquestes empreses, tan generoses a l'hora de facilitar la feina dels ajuntaments, perdessin algun concurs. Al menys per preservar un mínim de formes.

Aquest tema del plagi m'ha entonat una mica i més tard penjaré un post en què explicaré un parell d'anècdotes glorioses del món universitari que conec de primera mà, perquè les vaig seguir com a periodista a principis dels anys noranta. Es faran un tip de riure tots vostès.

diumenge, d’abril 01, 2007

Las cosas en su sitio

El Tribunal Constitucional ha puesto en su sitio el “decretazo” de la reforma laboral de 2002. La sentencia declara injustificada la urgencia que alegó el gobierno presidido por José María Aznar. En realidad, no hacía falta una declaración de inconstitucionalidad para darse cuenta de que se hizo mal uso de un instrumento, el decreto-ley, pensado para situaciones excepcionales o de auténtica emergencia. Pero bien está que se acote su uso para poder prevenir en el futuro actos autoritarios como éste.

Habría que leer lo que escribimos hace cinco años a propósito del decretazo. Decíamos entonces que el Gobierno tenía todo el derecho del mundo a impulsar una reforma del mercado laboral y que el diálogo social es deseable, pero no imprescindible. Al ejecutivo del PP le habría bastado con presentar un proyecto de ley en el Congreso. La cómoda mayoría absoluta de que disfrutaba aseguraba el éxito de la iniciativa (por si quedaba alguna duda, la propia convalidación parlamentaria del decreto-ley lo demostró con meridiana claridad). Es más, de haber puesto manos a la obra en serio, el texto habría estado en el BOE en menos de dos meses.

Sin embargo, Aznar prefirió un acto autoritario, que no de autoridad. Es verdad que el diálogo social no avanzaba y que, en última instancia, la soberanía reside en las instituciones políticas y no en patronales y sindicatos. Si el gobierno de entonces hubiera remitido un proyecto de ley al Parlamento sin consensuarlo con los agentes sociales, podría habérsele reprochado cualquier cosa en el ámbito político. Pero no la de usar procedimientos de emergencia para cuestiones que no lo eran, que es lo que ha provocado la anulación de la norma, y no su contenido.

Dice con razón el Constitucional que donde cabe legislar es en el Parlamento. Y así es. Hoy, la doctrina de separación de poderes de Montesquieu es prácticamente nominal, ya que la iniciativa política surge fundamentalmente del ejecutivo y el legislativo actúa como mera caja de resonancia (por no hablar de un poder judicial que se dedica a hacer política). Sin embargo, las formas aún son importantes. Con frecuencia son lo único que distingue a los regímenes democráticos de los que no lo son.

Todos somos capaces de entender que a una situación extraordinaria le corresponden remedios extraordinarios. Pero también nos damos cuenta de cuando nos intentan colar gato por liebre. Aznar quiso demostrar quien mandaba en España, en un gesto de los que prodigó durante su segundo mandato y que dilapidaron la mayoría absoluta ganada durante un prime mandato que sorprendió a propios y extraños. La autoridad nunca es mala. Es más, nunca es más legítimo el ejercicio de la autoridad que en una democracia. Lo malo es cuando la autoridad se usa por razones testiculares. Si no hubiera existido una huelga general por en medio, y por descontado si las cosas se hubieran hecho bien, ahora nos ahorraríamos este bochorno.