dijous, de març 08, 2007

El culebrón de la OPA da otra vuelta de rosca


Lo de la OPA de Endesa parece el cuento de nunca acabar. Ya dijimos en su día que con la retirada de Gas Natural no se bajaba el telón de esta historia. La entrada de Acciona ya apuntaba que la operación de E.ON no era absolutamente definitiva. Y la llegada ahora de la pública italiana Entel viene a complicarlo todo aún más.

En el momento de escribir este editorial, E.ON basaba su estrategia de control de Endesa en comprar acciones de Entel. Puede que para asustar a los italianos y forzarlos a marcharse, puede que para controlar indirectamente a Endesa. Dado que E.ON tiene vedado a estas alturas mejorar la oferta que depositó en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, poco más le queda por hacer. Eso, o intentar modificar los estatutos de Endesa para sortear la situación desde otra dirección, a lo que el grupo alemán dice renunciar. O tirar la toalla, como también empezaron a insinuar a mediados de semana. O bajarse los pantalones quedándose como accionista minoritario, eventualidad para la que también ha maniobrado. ¿Quién da más?

El asunto de la eléctrica española se ha convertido en una guerra de guerrillas muy ineficaz en cuanto a la consecución de sus objetivos. La disputa por Endesa se asemeja cada vez a esos enfrentamientos estériles en que se van devolviendo los golpes sin que se consiga ninguna ventaja o progreso real y mucho menos la victoria.

Hasta el teatro que ha envuelto todo este asunto desde el principio se asemeja ya a esa sensacional comedia británica titulada “Por delante y por detrás”, en la que los personajes no paran de entrar y salir a escena mediante las puertas que configuran el escenario. Baste con decir que una de las hipótesis en danza supone que tras Entel no está el gobierno español, sino realmente Gas Natural. Naturalmente, es muy difícil asegurar tal cosa o cualquier otra. Pero la maraña de esta OPA da para casi todo y, por lo tanto, no se puede dar anticipadamente nada por descartado.