dimecres, de maig 21, 2008

Finanzas en las escuelas

El Banco de España va a promover, mediante un convenio con el ministerio de Educación, la enseñanza de las finanzas en las escuelas. Va a ser una formación muy básica, pero esperemos que suficiente para prevenir muchos de los desastres financieros ocasionados no tanto por estafadores redomados, como por ciertas actitudes de riqueza con poco fundamento.

No hace falta ir muy atrás en el tiempo para encontrar situaciones en que la supuesta ignorancia de los inversores acabó explotándoles en las manos.Y hablamos en términos de presunta ignoracia, porque hay que ser muy corto de entendederas para no comprender que las inversiones tienen riesgos. En particular, cuanto más exóticas sean. Son quienes tontean con el dinero fácil y que, cuando se pillan los dedos, se lamentan para que los contribuyentes les paguemos las pérdidas.

Pero existe además otra tipología de “analfabeto financiero” a quien tal vez las enseñanzas del Banco de España les pueda reportar algún provecho real. Nos referimos a las personas que, deslumbradas por una época de bonanza económica, se embarcaron para una singladura por los procelosos mares de la Bolsa y los mercados de valores, sin calibrar adecuadamente los riesgos.

A estos últimos, la cultura financiera les llegaba para darse cuenta de que, con tipos de interés en mínimos históricos, los ahorros colocados en productos bancarios tradicionales perdían valor de año en año. Pero aparentemente no pasaba de ahí. También estuvieron pésimamente informados, a veces por sus propias entidades bancarias de supuesta confianza.

En resumen, se metieron en la Bolsa con ideas equivocadas sobre lo que esto significa. Porque en los mercados de valores no se compra o vende la propiedad de las cosas, aunque pueda parecerlo, sino una mera expectativa. Por eso, si se llega a producir un trompazo, se tiende a magnificar sus consecuencias y se eleva a la categoría de catástrofe lo que no es más que un vaivén de los que cabe esperar.

Sin embargo no es estraño que tales tiburones de las finanzas hayan acabado como inofensivas sardinillas, si hasta en el principal valor refugio que era la vivienda pasan cosas parecidas. ¿Cuántas familias han puesto el cuello en el tajo pensando que hacían el negocio de su vida?Ahora resulta que el mercado ha decidido que aquello por lo que pagaron 80, ahora vale 50. Claro que quien no se consuela es porque no quiere y siempre cabe el recurso de pensar que a largo plazo la cosa volverá a subir. O no, claro. En todo caso, eso depende precisamente del mercado y no de uno.

Es más, quienes se tiraron a la piscina inmobiliaria animados por los tipos bajos, ahora se encuentran no sólo con que deben estar toda la vida pagando 80 por algo que vale 50, sino también con que no pueden afrontar la cuota mensual de los 80. ¿Quién les iba a decir que los precios bajarían y los intereses subirían?

Bien está que en la escuela se enseñen, al menos someramente, principios tan básicos para la supervivencia financiera, y para la vida en general, como la prudencia y el buen criterio. Pero como tantas otras cosas de nuestra sociedad actual, parece que tenemos que confiarle a la escula la transmisión de valores y actitudes que antes se aprendían en la familia. Antes de lanzarmos al oleaje, sin saber si en esa parte del mar hacemos pie, deberíamos siempre ponernos en el lugar de nuestras madres y pensar que harían ellas. No siempre se encuentra la solución óptima, pero al menos se evitan un montón de problemas.

1 comentari:

Juan Carlos Lopez Angel ha dit...

Hola Toni

Estoy en total acuerdo con lo que haz escrito.

Estoy en Colombia y la realidad es la misma, hay muchos analfabetos financieros, yo diría que más de los que uno pensaría.

Actualmente estoy en un proyecto investigativo donde queremos replatear la formación en finanzas en todos los niveles educativos..... por esto me gustaría conocer más sobre el proyecto del Banco de España.

Mi correo electrónico es victorsierra9@hotmail.com

agradezco la colaboración que me puedas brindar