dimarts, de novembre 03, 2009

Una mala versión de la sociovergencia

El nuevo escándalo de corrupción en Santa Coloma de Gramenet ha agitado, dicen algunas voces, el llamado oasis catalán. En el peor de los casos, ha demostrado que Catalunya no es inmune, como a veces se quiere hacer creer, a ciertos males de la política. Ha demostrado también que eso de la “sociovergencia” hace tiempo que existe en determinados ámbitos. Y que se trata de ámbitos especialmente desagradables.

Ahora es muy fácil linchar a los implicados para salvar la cara. Otra cosa es si los implicados se merecen otra cosa, entre otros motivos porque la lucha contra la corrupción ciertamente no debe limitarse al campo penal. Pero debemos preguntarnos si cierto estado de cosas no era tolerado, al menos implícitamente, por los partidos de los implicados. Nadie puede ignorar que en los aledaños de los partidos circulan determinados personajes, casi siempre ex de algo, que utilizan los contactos y la agenda para vivir como marqueses sin dar palo al agua.

Que los socialistas y los nacionalistas convergentes se entienden muy bien en determinadas situaciones, además, era un secreto sólo para quienes se empeñaban, no siempre de buena fe o por ignorancia, en negar la evidencia. ¿Pacto de negocios? Puede que no, y no de forma tan explícita. Pero si alguna cosa significaba esa idea del oasis catalán es que los dos grandes partidos no se hacen daño en según qué casos.

Significa también que las cosas no se cubren con la bandera, como a veces se afirma. Pero sí se cubren con argumentos parecidos: el modelo catalán, la forma catalana de hacer las cosas..., fórmulas todas ellas que se presentan como alejadas diametralmente de sus correspondientes madrileños o españoles. Es cierto que las diferencias, pese a todo, existen. Pero haríamos bien en no tragarnos ruedas de molino y pasar ciertas falacias como si fueran el ejemplo más luminoso de la bondad universal.

¿Hay chorizos en todos los partidos, dicen? Pues sí, el riesgo es evidente y que un militante no te salga rana es una mera cuestión de suerte. Pero todo el mundo tiene claro también que en la política no se “roba” únicamente en beneficio del bolsillo propio. Y hasta sería del caso preguntarnos si ciertos enriquecimientos al calor del dinero público y de especulaciones varias no son consentidos por los partidos, siempre que los implicados tengan el detalle de acordarse de gracias a quien consiguieron abrirse tantas puertas.

Hace pocas semanas nos referíamos al refranero popular, recordando dichos tan catalanes como “Aquest mal no vol soroll” o “No prenguem mal”. Pues bien, a veces se necesita ruido y hacerse daño para corregir los problemas. Fingir que esto es un caso aislado es tanto como no reconocer que tenemos un problema. Y no hay problema más difícil de resolver que el que no es aceptado como tal.

1 comentari:

Rafael del Barco Carreras ha dit...

AYUNTAMIENTO DE BARCELONA VS. AYUNTAMIENTO DE MOIÀ.

CIU Y PSC.



Rafael del Barco Carreras



25-01-10. Me pregunto que tendrán que ver Moià y el Hotel Miramar para que en la COMISIÓN PARLAMENTARIA DE LA SINDICATURA DE CUENTAS se unan CIU y PSC y denieguen las dos AUDITORÍAS. La de Moià gobernada por CIU y la del Hotel por el Ayuntamiento de Barcelona. Pero además ¿no se debe auditar por la Sindicatura cualquier ente o empresa con dinero público?

Que para los “negocios” se entienden bien, viene de lejos, pero en la GRAN BURBUJA (demostrado en la OPERACIÓN PRETORIA juntos y revueltos Maciá Alavedra, Lluís Prenafeta, Bertomeu Múnoz y demás, sacando tajada de las recalificaciones) los acuerdos se convierten en ÉPICOS, tanto que interviene el gran GARZÓN con su Audiencia Nacional.

Se me ocurre, que si los ciudadanos de Moià patalean, debe ser porque las cloacas de la Política unen su precioso pueblo con el HOTEL MIRAMAR. Ni yo ni nadie del común de los mortales jamás encontraremos esa subterránea unión. Y para que en esos tristes sainetes haya de todo, tienen hasta su sociedad anónima municipal, MOIÀ FUTUR SA, para al igual en todos los ayuntamientos burlar las leyes de contratación pública, hacer de su capa un sayo, y de auditorías NADA. Es lo habitual.

Pero a mí, el caso, sin más profundizar, me llama la atención por el Hotel Miramar. Lo cito en “Barcelona, 30 años de corrupción”, ver imágenes en www.lagrancorrupcion.blogspot.com , cuando mi socio ANTONIO PARÉS NEIRA, íntimo de TITA CERVERA, interesó a los THYSSEN en el proyecto de hotel presentado al Ayuntamiento para las viejas instalaciones de la TV franquista. El negocio no cuajó, proyecto denegado.

Desde entonces, VEINTICINCO AÑOS, ese edificio rompiendo el parque y montaña de Monjuic flota en la GRAN CORRUPCIÓN. La Generalitat de Jordi Pujol y el Ayuntamiento de Pascual Maragall supongo se pondrían de acuerdo, al igual que en tantos estropicios urbanísticos con sus correspondientes comisiones, inversiones y dinero negro.

Ver EL BLOG DE LA PLATAFORMA “MOIÀ DIU PROU”.