divendres, de juny 29, 2007

Tony Blair: misterios de la diplomacia


Hay misterios de la diplomacia que se nos escapan. El ya ex primer ministro británico, Tony Blair, ha sido “reciclado” como enviado especial de la comunidad internacional para mediar en Oriente Próximo. Sería muy fácil solventar la cuestión aludiendo al mal chiste del pirómano que es contratado como bombero. Pero hay unas cuantas cosas a decir.

Estamos de acuerdo en que Oriente Próximo no es exactamente Irak. Pero también en que no es Irlanda del Norte. Blair ha demostrado que es capaz de resolver conflictos, es verdad y a la vista está. Pero resulta dudoso que pueda ser eficaz como agente de la legalidad internacional quien anteriormente se ha burlado de ella.

Insistimos. Irak está unos cientos de kilómetros más allá. Y el llamado Cuarteto para Oriente Próximo tampoco debiera confundirse con el derecho internacional: es un grupo ad hoc que se representa a sí mismo, pero dado que engloba al mundo mundial (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y Naciones Unidas) se le parece bastante en la práctica.Remarcadas estas salvedades formales, en las que podrían ampararse quienes quisieran defender a Blair, lo cierto es que parece bastante contraproducente enviar a apagar fuegos a quien se ha destacado por encenderlos.

Puede que haya algo de justicia poética en ello. Es como enviar a alguien a reparar el daño que ha hecho. Pero también hay que asegurarse de que tan noble propósito sirve para algo. Nos lo plantamos también a la vista del segundo encargo internacional que le puede caer a Tony Blair, a saber, la futura presidencia de la Unión Europea. Puede que se trate de obligar a mojarse en las instituciones europeas a uno de sus miembros más escépticos. Pero hay que preguntarse si no sería peor el remedio que la enfermedad.