diumenge, de setembre 28, 2008

Vandellòs no tiene derecho a quejarse

El Ayuntamiento de Vandellòs se está mobilizando para conseguir que la central nuclear situada en su municipio cambie su nombre. Aduce su alcalde que los constantes incidentes de esta instalación perjudican la imagen turística. Pero siendo ésto verdad, Vandellòs no tiene derecho a quejarse ahora.

Vandellòs ha estado casi cuatro décadas beneficiándose de esa vecindad ahora incómoda. El Ayuntamiento ha recibido dinero a espuertas tanto por vía fiscal como por las compensaciones extraordinarias que reciben los municipios con centrales nucleares en su territorio. No ha sido menor el maná caido del cielo en forma de gastos que las eléctricas asumen para tener contento al personal y que incluye desde las fiestas mayores a la construcción de piscinas. Y es más, Vandellòs, como todas las localidades en su situación, han desconocido durante más de una generación lo que es el paro.

No estamos en contra de todo ello. Si alguien debe sacrificarse por el interés general, asumiendo en primera línea una actividad con riesgo potencial, merece ser recompensado adecuadamente. Pero cuando uno se ha beneficiado tanto de algo, al punto de convertirse en su principal abanderado ante el mundo, no puede decir que la cosa no va con él cuando surgen las dificultades.

Que nadie se confunda sobre lo que queremos decir. El Ayuntamiento y los ciudadanos de Vandellòs tienen perfecto derecho a exigir la máxima seguridad. Incluso la obligación, si mucho nos apuran. Pero precisamente ahí es donde cabe hacerles la principal crítica, porque anteponen la imagen a la seguridad. No hablan de resolver el problema, sino de maquillarlo. En definitiva, quieren lo mejor de ambos mundos. Y por ello hay que considerarles no como desagradecidos, sino como irresponsables.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Però tu de què vas?

Les compensacions a un municipi per "acollir" una nuclear no són per patir incidents de seguretat i fuites radioactives, no donen uns quartos a canvi que assumeixin que se'ls caurà la pell a tires en cinc anys, són pel fet que una instalació així malmet la imatge del lloc per l'impacte i la percepció de risc que genera. Però se la suposa segura.

Res paga un accident. I res paga que a sobre et diguin desagraït i irresponsable per "gosar" minimitzar l'impacte que té en la imatge del municipi a més d'exigir més seguretat.

Suposo que els critiques que no gosin demanar la solució (que a hores d'ara és tancar la central, perquè cada cop hi haurà més avaries) per no deixar de rebre subvencions. Això és demagògia de la més barata.

El substitut de Vandellós, clarament, l'han de situar al bell mig de plaça Catalunya, a la població barcelonina de Barcelona.