dimarts, de maig 08, 2007

Faltaba la folclórica para que el sainete fuera completo



La detención de Isabel Pantoja ha aportado el toque folclórico al sainete que Marbella ha vivido en los últimos tiempos. Sin embargo, corremos el riesgo de frivolizar un escándalo de corrupción de proporciones astronómicas. Los medios de comunicación, como muchas otras cosas, nunca se han lucido demasiado con Marbella. Pero que los llamados medios del corazón hayan entrado a la carga en la investigación de las corruptelas, no es una buena noticia.

Naturalmente, lo que cuenta es lo que suceda en los juzgados y no lo que quieran explicar las revistas rosa, ciertos programas de televisión y los presuntos periodistas que trabajan en unas y otros. Pero en nada ayudan las habladurías, los rumores y las noticias directamente inventadas, a la catarsis imprescindible que debe efectuar Marbella y el mundo político en general.

Marbella, y todo aquello que simboliza, necesita aclarar lo sucedido hasta las últimas consecuencias y depurar todas las responsabilidades. Necesita aclararlo, además, con total transparencia. Pero con transparencia de la seria, no con espectáculos mediáticos de baja estofa. Por eso, la entrada de pleno de Isabel Pantoja en el meollo del asunto no hace precisamente lo que se dice un favor al esclarecimiento total y definitivo del caso. Lejos de contribuir a ello, puede que despierte simpatías hacia personajes que no se las merecen.

Sólo ha faltado ver la falsa polémica con que algunos partidos y medios de comunicación han alimentado. Nos referimos a las supuestas “órdenes” del Gobierno para proceder a la detención. Claro que si alguien se empeña a estas alturas en mantener que lo del 11-M fue obra de ETA, esto de atribuir a Zapatero la decisión de arrestar a la folclórica es una mera cuestión técnica. La cosa ha quedado amortizada en unos pocos días, pero no duden que todavía habrá quien hable de ello dentro de unos meses. Aunque, en todo caso, el tema no tiene otra raiz que el mal hábito de Zapatero, que no es tan mal gobernante como algunos nos quieren hacer creer, de buscarse problemas tontos.